Nuestro lector y autor del libro Heribert Tönnies ha estudiado las láminas Redutex, que también se utilizan ampliamente en la vía Z, como alternativa para muchas otras técnicas. Hoy nos relata con especial detalle sus experiencias, que también deberían ser de utilidad para los recién llegados y los que vuelven a los ferrocarriles.
Por Heribert Tönnies. Existen diversos productos, en su mayoría de textura superficial, para reproducir paredes, superficies de techos o incluso superficies de carreteras. También hay láminas de plástico en relieve y pulverizadas de distintos grosores, cartones impresos con estructura en láser o en relieve, papel crepé especial impreso, así como tipos de láminas.
Muchos de ellos también tienen un revestimiento autoadhesivo. Especialmente para los revestimientos de carreteras, en aras de la exhaustividad, también hay que mencionar los llamados rodillos de estampado/transporte, como los ofrecidos por Modellbahn-Union o Microrama.
Además de un aspecto diferente, los distintos materiales tienen ventajas y desventajas, tanto en lo que respecta al procesamiento como a la durabilidad. No se puede descartar que se produzcan cambios posteriores, sobre todo si el trazado se utiliza durante mucho tiempo.
Según mi experiencia, a lo largo de los años se ha producido una considerable pérdida de calidad, como cambios de color por falta de resistencia a los rayos UV. Los procesos químicos incipientes provocaron que las láminas de carretera espumadas se volvieran blandas e incluso pegajosas y, por tanto, completamente inutilizables.
Las superficies se desmoronaban o el adhesivo, que se aplicaba parcialmente en el reverso del material y que inicialmente se adhería bien, cambiaba con el paso de los años y provocaba el desprendimiento del sustrato, a no ser que se realizara un pegado especial adicional.
En contraste con el procesamiento relativamente fácil del cartón, simplemente cortando con tijeras o cuchillos, las láminas de plástico más gruesas ya son más exigentes para el principiante sin herramientas técnicas elaboradas o habilidades manuales pronunciadas, especialmente cuando hay que trabajar los componentes más pequeños, o hay que recortar las aberturas de las ventanas.
El cartón, por ejemplo, plantea exigencias especiales en la formación de las esquinas del edificio debido al grosor a menudo mayor del material, ya que si no se pueden utilizar cortes a inglete debido al material, el grosor del material queda visible en el borde del edificio sin un laminado posterior (relleno o trabajo de color), lo que puede provocar efectos no deseados, especialmente a pequeña escala.
A menudo, las láminas de la calle no se pueden adaptar de forma homogénea al curso de las curvas, es decir, tirar de ellas, porque puede producirse una gran tensión de expansión en el borde exterior de la curva, dependiendo del material.
Ésta perjudica la forma de la carretera o impide que se adhiera al sustrato, mientras que en el borde interior se forman arrugas debido a la compresión. Por lo tanto, hay que cortar segmentos circulares, cuyas juntas a tope permanecen visibles en algunos materiales de construcción de carreteras sin necesidad de volver a trabajarlos.
Estos pocos ejemplos demuestran que hay que prestar especial atención a la elección de los materiales adecuados antes de comenzar la construcción.
All photos: Heribert Tönnies
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